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martes, 14 de septiembre de 2010
viernes, 23 de julio de 2010
Flashfoward
domingo, 18 de abril de 2010
De combustibles, planeadores volado bajo y terrorismo aéreo o turismo mental de alto riesgo
En eso iba abstraído mientras el camión de la Greyhound penetraba las carreteras bordeadas de arboles. ¿Cómo será? ¿Cómo será? Me repetía. Yo me imaginaba que sería como un bosque con lagos y renos y mucha mota canadiense. De hecho no me la van a creer pero una chava igual de tierna que nuestra campanita se posó en el cruce del rave, porque habían varios escenarios, y de buenas a primeras muy amablemente, considerando el trabajo de forjar un toque y el precio de ese oro verde, repartía a cualquier indigente de la mente y vago neuronal, sus lentes, como esos que dan para la 3D; para ver como se tiene que ver.
Así que entré al dicho ya aeropuerto y lo primero que hice fue hacerme de un bajón, una pista de despegue para el viaje que estaba a punto de iniciar. Qué poético ¿no? Un rave en un aeropuerto. O paradoja, quién necesita los aviones cuando existe el xtc. Y todo sigue muy tranquilo, muy Dunville style.
Sigo con mis papas que he comprado y me dirigo a una de las naves donde guardaban aviones que ahora funciona como un Flea Market. Ahí topo por primera vez a este peculiar personaje de las carreteras. Un chopper sin moto. Osea un vago que quiere comprase una moto para seguir vagando. Hicimos click. Yo vago, él vago, nosotros vagos. Así que como no queriendo la cosa quedamos de toparnos al rato para recorrer el rave. En ese lugar también conocí a Reak o algo así; un gordo asmático que no podía pronunciar mi nombre y que había montado ese mercado pulga como una más de sus ocurrencias mercantiles.
Sin ir más lejos y gastar más papel, me contrató. Pero eso sería hasta después. Apenas empezaba y ya tenía mi primer día de descanso. So me fui al rave todo ansiososo en busca del combustible para iniciar el trip.
Estuve bailando con una música aterciopelada que hasta me mareo. Como esos perfumes para señoras, empalagosos. En ese momento sí me gusto, pero ahora que ya conozco más cosas puedo decir esto de esa música. Era de esa onda estilo trance clubetero donde payasines de la mente iban vestidos parodiando la moda. Pantalones fofos, un chingo de collarillos de colores, chupones, corbatas, y gorras. Tenían un estilo muy peculiar de baile. Como que se ladeaban y se agarraban de la viscera de la gorra y se trepaban a la bicicleta de lado a lado.
Una cosa que aprendí de este rave y de mi experiencia con los combustibles. Es que hay que estar aprentando el acelerador sin pararse a estar mirando por la ventana. Hay que dejar que fluya pero estando en movimiento. Que lo que se mueva sea el cuerpo no la mente. Porque como ustedes saben el piloto del avión no se mueve de su asiento; lo que se mueve es el cuerpo del avión. Tarde me cayó el veinte, porque el piloto saboteo el viaje. Que tenía cosas qué hacer, que no era para esa ocasión. Así que el avión nunca despegó. Bueno es que ya me andaba por despegar pero no encontraba la forma.
Al sólo tener experiencia con combustibles naturales, me decepcioné de lo bajo que planeaba e intenté volver a llenar el tanque. El señor piloto se enfureció por mis órdenes y abandonó al avión y lo dejó tirado. O mejor dicho lo abandonó a su suerte de principiante. Sin brújula anduvo viajando errante por todas las señales que le hacían las fuentes de poder y con mucha gracia anduvo crasheando en algunas casas de campaña desde donde lo apedreaban para derribarlo de sus alturas.
Había mucha interferencia. Don piloto había cortado los cables para recibir señales. Así que el viaje fue un puro nomas andar dando vueltas sin recibir las instrucciones de vuelo de los diferentes estantes de música donde dj era cabina de control. Fue como un largo viaje con las ventanas cerradas. Como haber cruzado el viaje con nubosidades. No es sino hasta bien entrada la mañana cuando el avión se sacudió y lanzó al piloto que estaba dormido o echándose un quickie con la azafata hasta los controles para hacer el aterrizaje forzozo.
Pero no para hay la cosa. Una vez que se ha aterrizado todavía resuenan los sonidos de los pájaros, del viento, del cielo. Un ventilador puede convertirse en una turbina o en una fuente de poder. Mi copiloto, el choper sin moto, no sirvió de gran cosa porque como ya dije: su piloto, que sí era bilingüe, abandonó al avión.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Airport room
martes, 15 de diciembre de 2009
Puertas como scape
Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves.
Así inicia la Iliada de Homero. ¿Por qué escoger este fragmento de esta obra que registra el comienzo de la humanidad? Esa humanidad no yace enterrada por el paso del tiempo. ¿No se ha convertido el mundo también en una guerra? Como no quiero sonar dramático he de virar por otros rumbos mi verbo. Ahí va. La ira. Durante gran parte de mi vida conviví con ella. Nunca tuve brazos musculosos. Acaso mi estatura, pelo raso y castrense. Mal encarado para los morros, tieso para los Hectores y las Troyas. Nunca derribe un mundo. Jamás molí hasta las ruinas una ilusión. La verdad es que otros ya lo han dicho mejor y con una sutilidad de la cual carezco.
Pero es cierto que vivir es dar de palos al infante enquistado en nosotros, a las generaciones anteriores que se aferran nostálgicamente a su pasado. La ira es necesaria para vivir y oponer resistencia al enemigo, pero sólo si viene después de la palabra que ha crecido y se ha fortificado en el dialogo. Un hecho simple: el cazador que todos llevamos dentro tuvo que haberse formado después de inventar el más rudimentario de los lenguajes. Además entre los guerreros había oradores sabios.
Troya cayó porque los aqueos usaron su brazo iracundo para mantener en pie lo que habían levantado. Cualquier púber encontrará trivial el motivo. Paris, de la bandita de los Troyanos, dice que la morra andaba querendona y que él nomas coopero. Los de la bandita de los Aqueos salieron con que Helena empujaba a Paris cuando le quería plantar unos kikos. Estate quieto- le decía- ya verás cuando llegué Menelao. El chiste es que la Helena llegó hasta Troya, donde vivía el Paris, el cual tenía fama de metrosexual. Entonces el Menelao cuando se dio cuenta de que le andaban pedaleando su bicicleta juntó a su bandita y se fue a armarle pleito al Paris.
En el camino a Troya Aquiles y Agamenón se toparon con una bandita en la esquina y les dieron baje con dos morras que luego Agamenón, nada despistado, se las apaño, dejando a Aquiles furioso. Sobre todo porque él se había aventado el tiro. La verdad es que lo que menos le importaba a Aquiles era que le hubieran quitado su mujer. Estaba así porque lo habían despojado del motín que le correspondía. De modo que su ira no venía de un capricho, ya que así se había acordado en el código de la tribu. Fue cuando entonces dejó que la bandita de los Troyanos tupieran a los Aqueos. El dilema de Aquiles era decidirse por defender el derecho a su motín o su obligación como guerrero de combatir a la cabeza de su bando.
La historia es larga y corto el espacio. ¿Cómo he de terminar este recorrido? Una vez saliendo de un antro sentí lo que Aquiles al enterarse de la muerte de Patroclo. Súbitamente comenzaron a golpear a un amigo. No sé que fuerza lubricó mis brazos y mis pies- bueno, habíamos bebido dos botellas de Brandy- qué zona dormida de mi cerebro había despertado tras años de ensoñaciones pacifistas, pero Troya había caído y yo con ella. La sangre en mis puños raspados de golpear ya rostro ya pavimento. Los cabellos erizados. Yo fui preso de la ira para defender a mi grey. Mi dilema era más vulgar y vacuo. Peleaba porque era mi amigo y lo estaban golpeando. ¿No era lógico que andando cazando algún día tendríamos que luchar con otros cazadores? ¿Era eso lo que se expresaba en cada golpe asestado en el rostro? ¿Era acaso una forma de anular al enemigo? ¿Ilión era entonces un burdel?